martes, 28 de enero de 2014

Ser obsceno

Si me adivino
faltando al sacramento
ni me arrepiento
ni brego por mi sino;
quedo contento
con un poco de vino
y, aunque lo opino,
no creo en el tormento.

Las mariposas
seducen por derecho
y, en su cohecho,
transforman otras cosas:
arde en mi pecho
el brillo de las rosas;
flores hermosas
me sirven hoy de lecho.

Yo soy la nada,
un paria en el terreno.
Mi desenfreno
se burla en la estacada,
tal vez sereno
si oculto mi mirada
que, perturbada,
me empuja a ser obsceno.

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