domingo, 2 de diciembre de 2012

El púber (parte I)

Una poesía. La divido en dos partes para que no os atoréis.

Nadando en tormentoso y negro hastío
el púber grita al Sol, desafiante,
en medio del eterno mar bravío
y mira hacia un lugar: es adelante,
gastado el sentimiento puro, pío…
abandonado ya. Y lo restante:
los miedos, los sollozos, los despojos…
se mueren por volver a ver sus ojos.

Perdido, paga el precio del pecado
de no avanzar en recta paralela.
No quiere caminar entre el pasado
y el fuego fatuo que le desconsuela.
Su exiguo rostro efímero, gastado,
no puede continuar; un pacto anhela:
tratar de recordar lo positivo
y no desfallecer; sentirse vivo.
 
Se esfuerza hasta el momento en que un lucero
golpea al tiempo pasos y caminos.
Su voz no le apacigua: muro, acero,
traición… desasosiegos mortecinos.
La luz no puede hablar de amor sincero
ni amor, sin más, ni cruce de destinos.
Tan sólo queda huir, dejarlo todo,
o despertarse herido, en frío y lodo.
 
El púber, ya batido en retirada,
se engaña y trata de buscar auxilio
mostrando altanería imaginada,
¡tan lejos sus promesas de concilio!
De todo lo que fue, no quedó nada;
de todo aquello que hizo, ahora, el exilio
es su único refugio. En él hibrida
ficción, tormento, sueños, voz y herida.
 
Marchita la intención de recompensa,
atravesado el necio desconsuelo,
la situación se va antojando tensa.
Tras noches sin paraguas, el desvelo
transforma y tergiversa lo que piensa;
en su mirar tan sólo asoma el hielo.
Desprecio y sinrazón indiferentes:
¡qué importa lo que piensen otras gentes!

1 comentario:

  1. Impresionante lo bien que de desenvuelves con los endecasílabos! Muy bueno el blog, me ha gustado sobre todo la parte de poesía. No he podido dejar de fijarme también que eres historiador! Estimado compañero, ya somos dos! Ahora mismo estoy cursando la carrera.

    Un abrazo

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